domingo, 15 de enero de 2017

Reseña de novela: Nathan y sus hijos

¡Hola, viajeros literarios! Hace un ar de días terminé de leer una historia preciosa. Es una novela basada en una obra de teatro. llamada Nathan el sabio de Gotthold Ephraim Lessing. El tema de las religiones me viene llamando la atención desde hace ya un tiempo, así que cuando leí la sinopsis, no dudé en pedirlo para Navidad. Luego de leer Merlín, el mago de los reyes y completar la trilogía "Divergente", me decidí a leer esta historia. Bueno, aquí vamos.

Ficha técnica

Nombre: Nathan y sus hijos

Autora: Mirjam Pressler

Saga: no tiene.

Editorial: pictus (lectosfera, serie marfil)

N° de páginas: 254

Géneros: ficción histórica

Elementos del libro: vida en la Edad Media, las Cruzadas, convivencia entre religiones (cristianismo, judaísmo e islam).

Observaciones: es un libro individual, sin continuación; la autora se basó en Nathan el sabio de Lessing (leer más arriba) pero realizó algunos cambios con respecto a la obra de teatro.

Sinopsis

Jerusalén, alrededor del año 1192: los cruzados han perdido la Ciudad Sagrada y son ejecutados por el poderoso Saladino. Sin embargo, el sultán le perdona la vida a uno en especial: el joven caballero templario Curd von Stauffen, quien a su vez, salvará la vida de Recha, la joven y bella hija del poderoso mercader judío Nathan, a quien todos llaman "El sabio".
Alrededor de Nathan, judíos, cristianos y musulmanes intentan hallar un sentido pleno a sus vidas y convivir pacíficamente. No obstante, otros, que prefieren cultivar el odio, traman su perdición.
En medio de estas disputas, Saladino se encuentra con Nathan para poner a prueba su proverbial sabiduría. "¿Cuál es la religión verdadera?", le pregunta. Nathan le responde con la famosa parábola de los tres anillos, que coloca el amor al prójimo y la tolerancia por encima de cualquier creencia.

Reseña/opinión

La historia comienza cuando un joven siervo (muy probablemente, el chico de la portada) se despierta bajo un árbol escuchando los gritos de las mujeres que vivían en la casa de Nathan, un comerciante judío, mientras veían cómo ésta se incendiaba, con Recha, la hija de Nathan, dentro. Zípora, la cocinera, sostiene a Daja, la institutriz de Recha, que está dispuesta a entrar para salvarla. Y aunque el joven siente que debe ir a rescatarla, en su condición le resulta imposible (aún no diré cual es "su condición"). Antes de desmayarse, ve a un sujeto entrar en la casa. Aunque no pudo ver su rostro, sí divisó su espalda, y el emblema que destacaba sobre su túnica: una cruz roja sobre blanco, emblema de los caballeros templarios.

Cruz templaria
A partir de ese momento, ocurren muchas cosas: por un lado, ahora Nathan y los demás están en deuda con este joven templario que le salvó la vida a Recha; por el otro, un amigo muy cercano a Nathan, Al-Hafi (que por el nombre, pueden suponer correctamente que es musulmán) se convierte, para sorpresa de todos, en el tesorero de nada más ni nada menos que el sultán Saladino, quien era considerado cruel y bondadoso en partes iguales.

Pero esta historia comienza mucho antes del incendio del hogar de Nathan. Esta narración es el resultado de la combinación de distintas historias, de las vidas personales de los personajes antes de encontrarse y vivir en la casa del sabio judío, a pesar de no compartir la misma religión, orígenes y estatus. Y claro, todo esto influye en el desarrollo de la historia, cuyos acontecimientos, depende de quién los vea, pudieron haber sido guiados por el Dios de los cristianos, el Dios de los judíos, Alá, mera suerte o pura coincidencia.

Reconstrucción de la Antigua Jerusalén. Me resulta increíble haber encontrado esta imagen, la
misma que tengo en la Enciclopedia del Estudiante, n° 17: "Religiones y culturas". La imagen
la conseguí en google imágenes. Crédito a: Andrew's Blog - WordPress.com

En primer lugar, me llamó la atención que, antes de que comenzara la historia, se enumerara a los personajes que aparecen en la historia y su rol. Por un momento, temí que fuese una obra de teatro (no suelo leerlas), pero resultó que era una novela, como había creído desde el principio. Aunque los roles se van aclarando a medida que uno lee la historia, supongo que eso ayuda a saber un poco más de cada personaje y no marearse durante a lectura.

Jerusalén en la actualidad.
Crédito a: PriceTravel
Ya que menciono a los personajes, es necesario aclarar que ellos son el alma de la novela. Narrada en primera persona desde la perspectiva de distintos personajes (que se van turnando por capítulo), vemos el mundo a través de distintos pares de ojos: de Geschem, un siervo cojo que desconoce su origen; de Daja, una cristiana que sufrió mucho antes de conocer a Nathan y convertirse en la institutriz de Recha; Elijahu, viejo amigo judío de Nathan, en las buenas y en las malas, y, además, su administrador; Recha, la bella, mimada y única hija de Nathan; Curd von Stauffen, caballero templario (y por tanto, cristiano) que ha vivido esforzándose mucho para ser aceptado en un mundo donde todos susurran a sus espaldas; Al-Hafi, amigo musulmán de Nathan y su rival en el ajedrez, juego por el que demuestra gran pasión durante su narración (y por eso, me cayó bien de inmediato); Sittah, la hermana de Saladino, con quien reina conjuntamente; y por último, Abu Hassan, capitán que se ganó el respeto gracias a una importante victoria y es mantenido en alta estima por el sultán.


Jerusalén fue y es la Ciudad Sagrada
para las "tres religiones de libro",
En la foto, la Iglesia del Santo
Sepulcro, donde se encuentran los
restos de Jesús.
Crédito a: wikipedia
Los primeros capítulos son a modo introductorio, ya que, si bien cuenta lo que está sucediendo en ese momento, vuelven atrás en el tiempo y el personaje reflexiona y/o recuerda su pasado, con lo que los lectores sabemos cómo llegó a estar donde está. Más adelante, cuando la historia ya va desarrollándose, siguen revelándose partes de la historia de algunos personajes. Y no siempre es sobre el mismo personaje que cuenta, si no sobre otros. Por ejemplo, Nathan nunca narra en la novela, pero aún así, gracias a Elijahu, sabemos cómo era su vida antes de llegar a Jerusalén. Lo mismo puede decirse sobre Saladino, cuya historia se vislumbra por los detalles dados por Sittah y Al-Hafi. Personalmente, creo que esto los hace ver más misteriosos, más grandiosos. El hecho de conocerlos por los relatos de otros personajes no los vuelven tan cercanos y familiares como éstos, sino que, al contrario, parecen figuras más sabias, más grandiosas de lo que serían si ellos narraran. Esa es mi opinión.

Me quedaría escribiendo y divagando sobre esta historia, pues me encantó (y eso es lo que me pasa con las historias que me gustan especialmente). Pero, para ir cerrando la idea, podría agregar que, aunque aparentemente en esa época estaban divididos por la religión, estos límites se vuelven muy confusos en la historia, de manera tal que parecería que estamos viendo una telenovela (en el buen sentido, no lo digo de forma desdeñosa). Es increíble los giros que da la novela, en este sentido... citando a mi estimado Al-Hafi:
La vida es como una partida de ajedrez, y los seres humanos no son más que piezas movidas de un lado a otro por un poder superior. (página 88)
En cambio, hay otros personajes para los que la religión no es una barrera, como Nathan, que supo ver que las tres tenían aspiraban a lo mismo, aunque la forma de demostrarlo fuera diferente.

Saliendo un poco de los personajes, algo interesante es que en el libro se citan varias veces extractos
Mezquita muy conocida de Jerusalén:
la Cúpula de Roca o al-aqsa.
Créditos a: redes.colombiaaprende.edu.co
cortos de la Biblia y el Corán, lo que enriquece aún más la lectura. Al final de cada extracto, hay una "llamadita", y al pie de la página se indica de dónde sale.

Como la historia esta situada en un tiemo lejano, uno podría suponer que se debe tener algún conocimiento de lo que ocurría en la época, pero no es así, dado que los mismos personajes van contándolo. Es más, algunos eventos se repiten más de una vez, pero desde distintos puntos de vista. De esta forma, no se hace necesario tener a mano un libro de Historia.

Otro dato curioso es que al final del libro, luego del posfacio (en el siguiente párrafo hablaré sobre él), la autora incluye una pequeña cronología real sobre las Cruzadas, poniendo junto a los años los hechos más relevantes, hasta el año 1192, año en el que se desarrolla la historia. No es imprescindible, debido a que los personajes te cuentan lo que está ocurriendo y lo que ocurrió antes, pero está bueno que la incluya, para aquellos que quieran saber con más exactitud o sientan curiosidad por el tema.

Por último, el Muro de los Lamentos,
símbolo del judaísmo. Es lo que quedó
del Templo de Salomón (o de Jeru-
salén) luego de un ataque romano, si
no me equivoco. Allí se guardaban
las tablas con los 10 mandamientos.
Credito a: universal.org.ar
Con respecto al posfacio, la autora hace algunas aclaraciones sobre la historia, explicando que se basó en la obra de teatro Nathan el sabio (año 1779), de Gotthold Ephraim Lessing (1729-1781). En este espacio, entre otras cosas, explica que ella quiso darle más importancia a la vida cotidiana de los personajes y darles más personalidad. Agrega, también, que incluyó algunos personajes que no existían en la obra de Lessing, pero esto es más como una curiosidad, dado que no es realmente importante saberlo.

Esta reseña se hizo un poco larga ¿no? Bueno, para terminar, la lectura se me hizo rápida y ágil. Al princiio, cuando terminé Leal, de Veronica Roth, pensé en leer algo "light" y de lectura fácil, no muy complicada. Por eso, casi no leo Nathan y sus hijos, creyendo que sería de lectura más bien lenta. Ahora me alegro de haberlo leído de todos modos, ya que no me resultó de ese modo en absoluto.

Aunque tal vez hayan quedado personajes sin desarrollar demasiado me han encatado. La historia en sí me ha gustado, aunque el final se me hizo agridulce. Con todo, mi puntuación (puramente subjetiva) es de 5/5

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Me interesa conocer tus experiencias de tus viajes a otros mundos y tus opiniones. Podes dar tu opinión, siempre y cuando no faltes al respeto.